Pocas veces en la historia todo el planeta se ha visto inmerso en las mismas dificultades para afrontar un nuevo año. Tengo la sensación de que todos nos adentramos en el 2021 como el caminante sobre el mar de nubes de Caspar Friedrich: firmes ante a la adversidad, con un paso al frente y listos para sumergirnos en un futuro incierto.
La gran mayoría de personas y de empresas estaban deseando decir adiós al 2020. Está claro que quizás no sea el mejor año para recordar, pero no podemos olvidar que, en tiempos de adversidades, también es posible encontrar oportunidades.
Y ahora, ¿qué?
La idea generalizada de que la Covid-19 nos ha vuelto más humanos conlleva, a mi juicio, una visión un tanto naïf. Con esto no quiero decir que no exista una necesidad de un viraje hacia la humanización, todo lo contrario, lo que más deseo es que esto ocurra, pero es necesario que se dé una introspección real. La humanización del management cobra, en estos tiempos, más sentido que nunca: una visión humanística más profunda sobre la forma en la que nos relacionamos sociedad y empresas será clave para reinterpretar los cimientos relacionales que, hasta ahora, parecían inquebrantables.
El año pasado no hubo opción. El cambio llegó y nos arrastró a todos. Esto ha hecho que muchos se jacten de la importancia de situar al cliente en el centro de sus estrategias. E insisto, no podría estar más de acuerdo con esta visión, pero creo necesario poner el foco en esta cuestión. Reestructurar de verdad las relaciones y jerarquías nos hará ser una sociedad mejor, proyectando resultados directamente en nuestras economías y negocios.
“La humanización del management cobra, en estos tiempos, más sentido que nunca: una visión humanística más profunda sobre la forma en la que nos relacionamos sociedad y empresas será clave para reinterpretar los cimientos relacionales que, hasta ahora, parecían inquebrantables.”
El último informe sobre tendencias de Accenture Ford Trends 2021 sentencia que, “de muchas formas, el siglo XXI comienza ahora”.
En parte, estoy de acuerdo con esta afirmación, pues la pandemia ha arrojado luz sobre temas a los que previamente quizá no prestábamos tanta atención.
Una de ellas es, sin duda, el desplazamiento colectivo. La sensación de aislamiento, de desconexión entre las personas, ha marcado profundamente nuestra manera de ver las relaciones, por lo que este 2021 es momento de reinventar nuestra manera de comunicarnos. No solo entre personas, también entre empresas y empleados, entre marcas y consumidores… un reto titánico en el que debemos poner el foco si queremos salir reforzados y apostar por la comunicación.
En línea con esto, el mundo del trabajo ha sido uno de los grandes afectados. Tengo la sensación de que 2021 va a ser el año en el que se defina la nueva era del trabajo o cómo será el trabajo del futuro. El concepto de “talla única” ya no sirve. Las empresas deben adaptarse a las necesidades individuales de los empleados, asegurando su bienestar.
En este sentido creo que puede existir un viraje hacia la personalización de manera general. Contenidos más concretos, que provoquen una sensación de que se dirigen a usuarios únicos y no en masa. El video cobra especialmente sentido en estos contenidos. Desde reuniones virtuales a comunicaciones dentro y fuera de la empresa, concretar el mensaje y hacerlo personal se alza como un gran reto de este año.
Y en esta personalización se alza otra de las cuestiones que creo serán imprescindibles en 2021: la retención y desarrollo de talento. Mientras que grandes empresas pueden permitirse grandes iniciativas para atraer y retener talento, las pymes deben encontrar otro camino para evitar una fuga de cerebros. Es aquí donde la apuesta por el desarrollo personal de los empleados es clave. No son necesarias grandes acciones, cuidar y evidenciar que los empleados son una parte fundamental del éxito de la empresa será clave para hacer frente a un año que parece llega repleto de adversidades.
Creo que la única certidumbre que podemos esperar de el 2021 es la apuesta por las personas. El 2021 Global Human Capital Trends de Deloitte destaca tres atributos que las empresas deben abanderar: propósito, potencial y perspectiva. Y creo que esto puede ser la clave. La clave para humanizar el trabajo de una manera real, completa y satisfactoria, que permita crear un valor duradero en los trabajadores, sus organizaciones y la sociedad en general.
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