Ser empleable a medio y largo plazo es una cuestión que preocupa a gran parte de la población, que está experimentando una creciente incertidumbre por el proceso de automatización sin precedentes que se anuncia. Todo lo que configura nuestra realidad, sociedad, economía, empresa y administración pública, ya se han digitalizado o están en proceso, pero ¿y la educación?
Si bien debemos alejarnos de la idea catastrófica y cinematográfica de una rebelión de las máquinas, la automatización del trabajo es un escenario al que nos enfrentaremos en un futuro próximo y para el que la educación no está preparada. Así lo demuestra el estudio ‘The future of skills: employment in 2030’ realizado por Pearson, la empresa líder en educación a nivel global, Nesta, fundación dedicada a la innovación, y la Escuela Oxford Martin, el centro de investigación en problemas globales de la prestigiosa Universidad de Oxford.
Según este estudio, hay siete megatendencias que prometen cambiar el mundo tal y como lo conocemos en 2030: globalización, cambio demográfico, transformación digital, sustentabilidad ecológica, urbanización, creciente disparidad económica e incertidumbre política. Lo interesante del estudio es que sus resultados no se enfocan en las tendencias de manera individual, si no que analiza la interacción de las siete y con ello dibuja el paisaje laboral del mañana.
Los resultados son claros: ante la creciente integración de la tecnología inteligente en el trabajo, la educación debe centrarse en potenciar las competencias que son intrínsecas al ser humano. Es decir, todas aquellas que no pueden ser sustituidas por una máquina como la empatía, el trabajo en equipo y la capacidad de reflexionar.
De la era de la titulitis a las soft skills
La tendencia ya la ven hoy los departamentos de recursos humanos: el síndrome de la titulitis está en decadencia. Los títulos, másteres, certificados, cursos, etc. ya no son requisito para la empleabilidad, si no que lo que se busca en los perfiles es la evidencia de talento y de habilidades humanas e insustituibles por un robot.
Las hard skills, el conjunto de habilidades y conocimientos técnicos adquiridos y aprendidos a lo largo de los años de formación deben ser complementadas con las denominadas soft skills, habilidades intangibles y difíciles de cuantificar y que tienen más que ver con quién es la persona y no tanto con lo que sabe.
Eso no significa que la educación no tenga valía. La educación es la base sobre la que una región construye su presente y su futuro y tiene un papel determinante en el desarrollo de un país. Sin embargo, los proyectos formativos deben ser revisados y renovados para adaptarlos a las necesidades laborales. La transformación digital ha marcado un antes y un después en las profesiones más demandadas y big data, ciberseguridad, inteligencia artificial, estrategia digital, ecommerce, blockchain, etc. son los más buscados, pero la formación no abunda en estos campos.
Pero no sólo la educación debe renovarse en lo técnico, también debe potenciar las habilidades más humanas y que son insustituibles, al menos por ahora, por cualquier tipo de tecnología. Así, la educación debe poner el acento en las competencias que, según el estudio de Pearson, van a ser más demandadas:
- Capacidad de resolver problemas complejos
- Razonamiento deductivo
- Fluidez de ideas
- Criterio y toma de decisiones
- Originalidad
- Aprendizaje activo
- Evolución de sistemas
- Estrategia de aprendizaje
- Pensamiento crítico
Ser empleable: equilibrio entre el conocimiento y lo intrínsicamente humano
Son muchos los empresarios que han conocido el éxito sin un título universitario en mano como Walt Disney, Steve Jobs o Henry Ford. En la era digital, el éxito profesional no siempre requerirá certificaciones académicas y dependerá de otros factores como la creatividad, la capacidad de aprendizaje o la curiosidad.
Con el apoyo insustituible de la educación, la formación y los conocimientos técnicos, hay que ir más allá del miedo a la automatización y abrir el camino constructivo para sobrevivir a ella. Debemos identificar las habilidades, competencias y conocimientos que los profesionales en distintas ramas necesitamos potenciar para ser así relevantes y necesarios en un futuro no lejano.
Es el equilibrio entre las hard y las soft skills lo que hace a un profesional ser empleable por el impacto positivo que tienen en las empresas ya que éstas son más eficientes si cuentan con un equipo innovador, que tiene criterio en la toma de decisiones, con espíritu colaborativo y capacidad de gestionar el tiempo, por ejemplo.
Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!