Algo está cambiando en nuestras empresas, en la manera en que nos relacionamos con el resto de la sociedad. La empresa como agente social ha tratado siempre de hacer su papel, que consiste en crear nuevos bienes y servicios, resolver problemas, crear empleo, y en definitiva, generar riqueza para el conjunto social. Pero estamos siendo testigos de cómo las organizaciones están dando un paso más allá hacia la innovación social trascendental.
La preocupación por las cuestiones más eminentemente sociales siempre ha formado parte del acervo empresarial, de ahi que pronto surgieron departamentos que bajo diferentes nomenclaturas y distintos enfoques —RSC, sostenibilidad, relaciones institucionales— llevaban a cabo proyectos específicos con un claro enfoque social en el que se han involucrado directivos, trabajadores, clientes y proveedores.
Sin embargo, los clientes del siglo XXI y la ciudadanía en general ya no se conforman con determinadas acciones sociales puntuales, igual que tampoco se dan por satisfechos con declaraciones y posicionamientos que, construidos en clave performativa, no siempre consiguen alcanzar los objetivos definidos.
Innovación social trascendental: de hacer acciones sociales a ser social
Las nuevas generaciones ya no demandan de las empresas acciones sociales, lo que realmente quieren es que seamos sociales. Demandan que nos corresponsabilicemos de los grandes desafíos globales como pueden ser el cambio climático, los grandes cambios tecnológicos y los impactos que la economía en general y las empresas en particular generamos. En definitiva, que integremos la perspectiva social en nuestros modelos de negocio. Esto ya no va de tener un departamento ad hoc, esto tiene que ver con una transformación transversal en la forma en que diseñamos y hacemos negocios y en la que seducimos al mejor talento.
En este sentido, hay un nuevo concepto que comienza a ser interpelado: la innovación social trascendental. Aunque todavía no exista una definición comúnmente aceptada tiene que ver con una nueva forma de hacer negocios y de gestionar empresas, de tal manera que se garantice un impacto social positivo en el entorno. Hay algunas empresas que están naciendo y que trabajan ya en este sofisticado y nuevo concepto empresarial.
Los nuevos desafíos globales que tenemos las sociedades van a requerir también un cambio fundamental en nuestras empresas. Ya no nos servirá solo tener buenos resultados en términos financieros, también vamos a tener que volcarnos en el impacto social de todo lo que hacemos. Debemos seguir creando riqueza, es lo que sabemos hacer, y es la principal misión que nos encomienda la sociedad, pero debemos hacerlo de otra forma.
Los nuevos valores que se crean, la sostenibilidad y el impacto en nuestro medio ambiente, la cultura social y su evolución, la internalización de costes sociales, son todas ellos nuevos parámetros de decisión que debemos incorporar en nuestros KPI´s.
Re(re)definiendo los modelos de negocios
Muchas empresas comienzan a redefinir sus modelos de negocio incorporando entre sus objetivos cumplir con los llamados Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) que fueron definidos en 2015 por Naciones Unidas y en las que se llama a todos los actores a cumplir con un conjunto de 17 grandes objetivos a través de 169 metas. Las empresas debemos estar en vanguardia en su implementación e incorporación en nuestros planes estratégicos. La sociedad nos mira y observar y quiere que seamos agentes de cambio activos.
Esta innovación social requiere que el espíritu emprendedor que habita en cada empresario nos lleve a resolver los desafíos y problemas de nuestra sociedad con empresas mucho más innovadoras, que incorporen la sostenibilidad, que estén centradas en las personas y que promuevan una gran participación en el proceso de creación, desarrollo y ejecución de nuestras actividades.
La enorme importancia que cobra este nuevo modelo de empresa de innovación social con impacto lo demuestra el hecho de que ya existe una bolsa social de proyectos de emprendimiento con impacto social que promueve y moviliza recursos para su financiación, y también sellos de calidad que tratan de certificar a aquellas empresas que se significan y que tienen implementados en sus planes y procesos estos objetivos que trascienden el de la mera ganancia financiera. Un buen ejemplo de ello es la certificación B Corp, que ya engloba a 2.500 compañías en 50 países y 130 sectores que innovan no sólo para maximizar beneficios sino también para impactar socialmente de manera positiva.
Tenemos por delante un gran reto como empresarios, el de servir a la sociedad de la mejor forma que sabemos: creando riqueza, empleo, y nuevos productos que resuelven problemas y mejoran el bienestar del conjunto de la sociedad, pero haciéndolo de forma innovadora y siendo propulsores del nuevo contrato social que se está gestando entre gobiernos, empresas y ciudadanos. Esto es la innovación social trascendental de las empresas, su firme compromiso de hacer las cosas por y para el crecimiento de la sociedad.
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