En la época de los dispendios y la bonanza, de la que ya no puedo ni quiero acordarme, los bancos concedían créditos sin complejos a todo aquel particular o empresa que presentara su solicitud rellena en cualquier sucursal. El 80% de las necesidades económicas de las empresas españolas se cubrían por obra y gracia de la financiación bancaria. En Estados Unidos, pese a las buenas cifras macroeconómicas, sólo el 35% de empresarios dependía de esa fórmula para vivir.
Eso no es casualidad, sino fruto maduro de la cultura empresarial que ha dominado Europa en los últimos años. Nos acostumbramos a que ‘papá banco’ nos sacara del apuro del día a día. Pero llegó la crisis, cerró el grifo del dinero y quedamos atrapados en la espiral del endeudamiento-crédito-endeudamiento que antes nos ayudaba. La cadena estaba rota. Y sin créditos que dar, sólo quedaron las deudas.
Dice el presidente de la Confederación Española de Sociedades de Garantía Recíproca (CESGAR), José Rolando Álvarez Valbuena, que es “una cuestión de justicia social” que el crédito vuelva a la pyme. Puede ser. Pero a mí me gusta ver en los cambios, por duros que sean, oportunidades para crecer y adaptarse. Esta crisis está siendo, sin duda, una de esas oportunidades para ‘resetear’ la economía española y, con ella, renovar el disco duro de la mente de nuestros empresarios.
Con este tema como telón de fondo se ha desarrollado el último Foro #actitudsage. Avanzar gracias a nuevos modelos de financiación, que organizamos con la CEOE. Destacaba en este encuentro José Alberto González-Ruiz, secretario general de Cepyme, que no solucionaremos el problema de dependencia económica de nuestras empresas sólo esperando a que los bancos recuperen la sonrisa. Valoramos sus esfuerzos por suavizar las condiciones para acceder a crédito, circunstancia que ha generado, en el primer trimestre del año, un aumento del número de solicitudes de crédito presentadas por pymes. Lo señala la Encuesta sobre préstamos bancarios en España, publicada este mes por el Banco de España.
También se agradecen los esfuerzos que se están realizando para ofrecer nuevas líneas de mediación con organismos públicos, como el Instituto de Crédito Oficial, el Banco Europeo de Inversiones o las Cámaras de Comercio. De ellos salen datos positivos para todos, como que, en el primer trimestre de este año, se destinaron casi 34.000 millones de euros de crédito a la pequeña y mediana empresa o que el 65% de las ayudas del ICO fueron para autónomos y microempresas.
Positivas también las iniciativas de la UE en este sentido, como Horizonte 2020, el Proyecto Cosme o la Iniciativa Pyme. Pero no son suficientes. Como destacara en el foro de Sage González-Ruiz, la necesidad fundamental para transformar nuestra economía y acabar con la ‘tutela’ bancaria sigue estando ahí. Y es promover el desarrollo de fuentes alternativas de financiación con las que la pequeña y mediana empresa se dote de autonomía. Admito que irse de casa de ‘papá’ a los 40 es hacerlo un poco tarde, pero no me negarán es tan justo como necesario.
Los préstamos participativos o el mercado alternativo de renta fija son opciones para las empresas que están en marcha y necesitan un nuevo impulso. Para aquellas que quieren arrancar están los famosos business angels, las incubadoras de startups o recursos más ingeniosos, como el crowdfunding o el denominado bootstrapping, que consiste en emprender sin más, con los recursos al alcance.
No se trata sólo de saber buscarse la vida, sino de cambiar la mentalidad empresarial, de empezar a crecer como adultos. En este punto, según parece, no vamos mal. Dice Liz Fleming, vicepresidenta internacional de Spain Startup y una de las ponentes del último Foro #actitudsage, que en los cuatro últimos años ha visto en nuestro país “un cambio cultural respecto a la financiación empresarial”. “Estamos llegando muy rápido en España–dice Liz, que es de Irlanda– a una nueva mentalidad”. Esa es también mi esperanza y por ella os animo a seguir adelante.
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[…] Los autónomos y las pymes españolas necesitan pagar menos impuestos para crecer, contar con más políticas de fomento de la contratación para generar empleo y disfrutar de acceso a nuevas fuentes de financiación, alternativas a los bancos. […]