“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos” (Eduardo Galeano)
En este último año he podido comprobar, no sólo leyendo el periódico, sobre todo observando a mi entorno más cercano, que la mejora de los principales indicadores macroeconómicos está permitiendo, por fin, que muchas pequeñas y medianas empresas comiencen a cambiar de color los temidos números rojos que a tantos han quitado el sueño.
Creo que esta nueva situación ha generado una corriente de optimismo que está llegando a los emprendedores y que comienza a calar en el resto de la sociedad. Lo constatan informes como la ‘Radiografía de la Pyme Autónomos 2014’, elaborado por Sage, donde se puede leer que el 73 % de las PYMES y autónomos confía en que la economía siga mejorando en 2014.
De hecho, muchas PYMES y autónomos de nuestro país, posiblemente los de más cintura o recursos, están comenzando ya a planificar su regreso a la senda del crecimiento. A ellas, sobre todo, quiero recordarles que la crisis ha supuesto un drástico viraje y que, por ello, se impone pararse a pensar y recalcular la ruta hacia el éxito. Pero siempre con los retos como ADN. Según la Radiografía de la Pyme Autónomos la crisis provocó que el sector dejara de innovar en un 33% durante el periodo 2008 a 2010. Dejaron de invertir como medida proteccionista.
Pero hoy, hay que volver a apostar. Es el momento de invertir en la empresa digital. Ya no es rentable, ni realista, gestionar ‘a mano’ tareas tan laboriosas como la producción, la logística o la contabilidad. El empresario debe saber que existen en el mercado herramientas como los sistemas de software ERP, capaces de conectar las células de su empresa, agilizando los procesos internos y fomentando la multifuncionalidad. Los ERP dan libertad a los gestores para que puedan concentrarse sólo en hacer crecer su negocio. Hablo de competitividad y hay que tener presente que, para cualquier compañía, su principal competidor debe ser ella misma.
Urge que implementen y aprendan a utilizar los recursos que ofrece Internet. Me consta que ya lo hacen porque el 56 % de los autónomos y el 62 % de las PYMES cuentan con página web, unos porcentajes que han mejorado respecto al año anterior en 1 y 2 décimas, respectivamente. Pero no es suficiente. Nos mantenemos a flote pero sin dar pasos decididos en la transformación digital de los negocios tradicionales. Un ejemplo es la venta on line: hoy cuentan con tienda virtual el 37 % de los autónomos y el 45 % de las PYMES frente al 40 % y al 44 %, respectivamente, que ofrecían sus productos y servicios en el año 2012. Necesitamos apostar fuerte por el ecommerce –de ello trataré en futuros posts-, como lo demuestran casos de éxito como el de La Bruja de Oro, una pequeña administración de lotería catalana que, sólo en un año, facturó más de 110 millones de euros, el 85 % de ellos gracias a su venta on line. Pese a ser un negocio con más de 10 millones de clientes, aumenta cada año su inversión en lo virtual, no sólo para mantener su liderazgo en el mercado europeo de las apuestas, también para seguir siendo punteros en el entorno mundial del comercio electrónico.
La buena noticia es que las compañías son cada vez más conscientes de la importancia de ‘digitalizarse’ por dentro y por fuera, a juzgar por el último estudio Adigital Compass ‘Tendencias de Negocio Digital’, de la Asociación Española de la Economía Digital. Según sus datos, el 90 % de ellas invertirá más en digital este 2015. En concreto, el 50% de las empresas dedicarán un 10 % más que en 2014 y de ese 50 %, un 17 % incrementará esta partida en más de un 20 %. Veremos a final de año si las intenciones se convierten en acciones. Ojalá que sí y que se apueste también por las redes sociales como canales de comunicación y marketing del negocio.
Digitalizar la PYME es el gran reto, pero uno que sin duda nos conviene a todos, como advierte el presidente de Digital Assetts Deployment, Rodolfo Carpintier, uno de los mayores business angels en España. Carpintier dice que la digitalización generaría de 2 y 4 millones de empleos en España. Y además lanza una advertencia seria: “todas las empresas del siglo XXI deberán ser digitales o morirán”.
Por todo ello, debemos pasar a la acción y realizar una apuesta de futuro decidida por nuevas realidades, como la nube, los dispositivos móviles o el pago on demand. Para renovarse y avanzar, como lo han hecho industrias como la discográfica o lo está haciendo continuamente la del software, será de vital importancia el apoyo de la administración en las tres esferas públicas. La recompensa de hacer crecer al país, recuperando el empleo con su tejido empresarial, será una satisfacción que merecerá la pena a todos. “Manos a la obra”.
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