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La digitalización en la educación

En posts anteriores mencioné la necesidad de formarse continuamente en el seno de la empresa debido al entorno cambiante en el que estamos viviendo. Pero hoy quiero retroceder a una etapa anterior. La mayoría de puestos de trabajo del futuro todavía no existe y, por lo tanto, la formación requerida para adaptarse a la continua transformación digital debe empezar desde la base, es decir, en los colegios y universidades.

El principal reto reside en desarrollar un paquete de habilidades que refleje los cambios que está sufriendo tanto la industria como el mercado laboral. Por tanto, sería conveniente que hubiese una colaboración entre el mundo empresarial y el académico. Asimismo, como la Comisión Europea establece, se necesita una estrategia digital a largo plazo para los centros educativos en la que intervengan actores públicos y privados, ya que para el año que viene habrá 900.000 puestos relacionados con la tecnología que no se podrán cubrir por la falta de especialización. 

Para desarrollar el talento digital, la formación STEM es primordial como escribí en hace unos meses en un post sobre el tema. No obstante, para que estas disciplinas tengan un impacto positivo en la concepción de los estudiantes, se precisa que la exposición sea temprana. Esto no está relacionado solamente con el equipamiento en las clases, sino con un enfoque integrado de la tecnología en el aprendizaje, la enseñanza, el entorno, las asignaturas y la evaluación. Es necesario que los docentes sean competentes digitalmente y que sean capaces de transmitir las habilidades multidisciplinares. Además, el acceso a la tecnología de la información y de la comunicación (TIC) en todos los niveles de la educación académica contribuye a reducir la brecha digital existente entre estudiantes de distinto origen socioeconómico.

El perfil digital comprende competencias interdisciplinares tales como el análisis de datos y la toma de decisiones en base a ellos, el pensamiento computacional o, lo que es lo mismo, el diseño de soluciones que se puedan plasmar mediante algoritmos para crear valor añadido al sistema. A través de este tipo de metodología se extraen capacidades como la proactividad, el dinamismo, la participación y la adaptación constante. Es decir: se enseña a los estudiantes a aprender. Aprenden capacidades transversales que les servirán para seguir formándose siempre.

No obstante, para que los alumnos tengan un perfil digital completo, no solo hacen falta los aspectos que las asignaturas STEM pueden aportar, sino que es necesario algo más: la enseñanza de las humanidades. Como su propio nombre indica, estas se centran en las habilidades sociales que permiten que no nos convirtamos en autómatas. El conocimiento de las humanidades promueve la imaginación a la hora de resolver problemas, desarrolla el razonamiento basado en evidencias, fomenta la curiosidad y el ver las cosas desde una perspectiva diferente. A raíz de eso, se estimula la empatía y se fortalecen las relaciones interpersonales. Es decir, todo lo que se conoce como habilidades blandas.

Esther Wojcicki, experta en la alfabetización mediática en la educación defiende la creatividad, la comunicación y el pensamiento crítico como factores relevantes a la hora de convertirse en un profesional exitoso, tal y como explica en su libro Cómo educar a personas de éxito. Además, reivindica que el cambio viene motivado por el pensamiento a través de la escritura. 

Por ello, el talento digital debe nutrirse de una formación transversal, no únicamente basada en las ciencias sino también en las humanidades. Cierto es que la educación deberá incluir los conocimientos informáticos, matemáticos, de programación y de ciberseguridad, pero para que esto funcione en un entorno de adaptación continua se necesitan otro tipo de habilidades. Asimismo, las humanidades también son importantes porque evitan los peligros que pueden presentar las tecnologías. Sin ellas, sin esa visión crítica y ética, los estudiantes podrían adquirir un papel pasivo en las clases debido a las herramientas tecnológicas que tienen a su disposición, hacer un uso acrítico de las fuentes por el pronto contacto con las redes sociales o verse afectados por el ciberbullying, entre otros riesgos. 

La enseñanza digital plantea, así, algunos desafíos que dificultan su propósito de cubrir la creciente necesidad de perfiles tecnológicos y digitales. En definitiva, para que esta tenga éxito son necesarias las estrategias a nivel europeo y estatal, la buena preparación de los docentes, el trabajo experimental a través de herramientas digitales, la promoción de la participación activa de los estudiantes y la contribución de las humanidades para el desarrollo de la creatividad.

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