Skip to content

Ciudades inteligentes y espacio público

Las ciudades representan hoy más del 80 % del PIB mundial y, para 2050, el 70 % de la población vivirá en ellas. Para esa fecha, en la Unión Europea espera que seamos neutros en carbono. Un proyecto ambicioso si tenemos en cuenta todas las medidas que hay que tomar para reducir los gases de efecto invernadero, las emisiones de material particulado o de dióxido de carbono… a la vez que nos desarrollamos a un ritmo vertiginoso y la demanda de energía aumenta a la misma velocidad para suplir nuestras necesidades. 

Los distintos sectores económicos ya han empezado a presentar sus líneas de acción para contrarrestar los efectos del cambio climático: combustibles basados en hidrógeno y residuos, carreteras realizadas con plástico reciclado o electricidad a partir de energías renovables, entre muchas otras. 

Una de las medidas que lleva tiempo implementándose y que seguirá cobrando fuerza es la eficiencia energética, entendida como la reducción de la intensidad del consumo de la energía gracias, en gran medida, a la tecnología.

Así que para replantear el espacio público no podemos pensar solo en su  habitabilidad o en la calidad de vida de los ciudadanos sino también en su sostenibilidad. Este último concepto es realmente el eje del progreso, lo que garantizará el equilibrio entre el desarrollo económico y los recursos. Este último concepto es el eje del progreso, tiene que ver con la búsqueda del equilibrio entre el desarrollo y el crecimiento económico y la compatibilidad de los recursos.

Los recursos se van a concentrar en las megalópolis y, en consecuencia, serán los principales motores generadores de riqueza y economía. El problema es que, para mantener ciudades de más de veinte millones de habitantes, se necesita, entre otras muchas cosas, una gran inversión en infraestructuras y en provisión de energía. 

Asimismo, los niveles de contaminación podrían escalar peligrosamente al destruir espacios naturales a favor del asfalto y los vehículos, y esta tendencia a sacrificar espacio va a ser imparable. 

Las ciudades hoy en día no son solo nuestro cobijo: son el principal espacio público donde se desarrolla nuestra vida social. Esta concentración de personas en espacios señalados solo será un entorno sostenible y mejor si aprovechamos bien las posibilidades que la tecnología digital ofrece: es así como se convierten en inteligentes. La competitividad de los países dependerá específicamente del nivel de inteligencia de sus ciudades. 

¿CÓMO ABORDAR LOS DESAFÍOS QUE PLANTEAN LAS CIUDADES? 

Para que una ciudad sea inteligente ha de saber aplicar con la máxima eficiencia posible la tecnología digital, la automatización, la inteligencia artificial, la análitica de datos y el 5G, con el objetivo de aprovechar eficientemente los recursos naturales. En las ciudades del futuro que ya se están poniendo en marcha hoy, habrá una red de sensores, cámaras e infraestructuras omnipresentes y conectadas que transmitirán una cantidad ingente de datos de forma inmediata. 

Además del compromiso por la sostenibilidad, que debe impregnarlo todo, las ciudades tienen cuatro desafíos que la tecnología ayuda a abordar: los servicios públicos, la movilidad, la seguridad y los servicios de salud, educación, ocio y bienestar. 

  • Los servicios públicos

En cuanto a los sistemas de energía, de saneamiento y de consumo de agua eficaces, los edificios, por ejemplo, pueden aprovechar la luz del sol para transformarla en energía y autoabastecerse. Si además se diseñan con alta compacidad y un buen aislamiento térmico pueden reducir las pérdidas de energía debidas a las infiltraciones de aire no controladas.

En Emiratos Árabes, ya se han dado experiencias de fachadas que aprovechan el agua de la lluvia, la absorben y la reutilizan. Este agua, a su vez, puede servir para abastecer a posibles cultivos integrados en las áreas urbanas, que reducirían el consumo de terreno para satisfacer las necesidades alimentarias de los habitantes. 

  • La movilidad

Respecto a la movilidad, el 5G va a permitir la fluidez de los tránsitos, el aparcamiento inteligente y la conducción autónoma gracias a los sistemas informacionales y el aporte de datos masivos en tiempo real que ayuden a los conductores a tomar mejores decisiones en la planificación de su viaje.

Asimismo, la utilización de coches eléctricos o propulsados por combustibles alternativos hechos a partir de residuos, aceites, CO2 e hidrógeno permitirá la reducción de las emisiones y la reutilización de la energía, creando espacios más limpios. 

  • La seguridad

La seguridad en las megalópolis se verá reforzada por los avances en computación y los dispositivos conectados a través de las redes 5G, que posibilitarán canales de comunicación bidireccionales inmediatos para poder abordar emergencias a tiempo real. 

  • Los servicios de salud, educación, ocio y bienestar

Ante las enormes distancias que separarán una parte de otra de la ciudad, la realidad virtual, los robots y los guantes hápticos permitirán atender a cualquier paciente independientemente de donde esté. 

Respecto a la educación, las TIC y el 5G permitirán mejorar la conectividad, facilitar el acceso a los contenidos y proporcionar comunicaciones unificadas. Las herramientas de eLearning son la materialización de esta tecnología y como ejemplos puedo citar China Blue Sky o Edunex. En el mundo del ocio, lo smart se verá sobre todo en los parques. Además, las experiencias inmersivas serán cada vez más reales gracias a la realidad virtual posibilitada por las nuevas infraestructuras 5G. 

LAS CIUDADES MÁS INTELIGENTES DEL MUNDO

Existen diferentes índices para clasificar a las ciudades inteligentes atendiendo a diferentes criterios. En concreto, el elaborado por Easy Pack toma en cuenta consideraciones relativas a la digitalización, la economía innovadora, la sostenibilidad, el gobierno, la calidad de vida o la movilidad. En España, Madrid y Barcelona se encuentran en los puestos 58 y 92 respectivamente, lo que implica que falta todavía un largo camino para adaptarse. Suecia y Noruega se encuentran en el podio con ciudades como Gotemburgo, Bergen y Estocolmo, demostrando que son espacios colectivos públicos que garantizan la calidad de vida y la convivencia. 
En definitiva, ante el crecimiento de la población y su concentración en megalópolis, el aumento de la demanda de energía y el consumo de recursos, la búsqueda de soluciones de sostenibilidad que hagan del espacio público un lugar con una mejor habitabilidad marcará la evolución y la capacidad de adaptación. Y para ser sostenible es imperativo que sea antes inteligente: la ciudad que no sepa aplicar con la máxima eficiencia posible la digitalización se quedará atrás en ahorro, organización y competitividad.

ciudades intelitenges
Share on linkedin
Share on twitter
Share on facebook
Share on whatsapp
Share on email

Comentarios

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *