Si puede dedicarle unos minutos a la lectura en este puente del Día Internacional de los Trabajadores, le recomiendo encarecidamente un artículo reciente publicado por el semanario británico The Economist. Se titula ‘Not doing the job’, que traducido sería ‘Sin hacer los deberes’. Habla de la situación en España. Me llamó la atención porque hace un retrato interesante de las dos realidades socioeconómicas que conviven hoy en nuestro país: por un lado, la de las cifras macroeconómicas, que hablan de crecimiento y empleo. Por el otro, la de las familias con todos sus miembros en paro o realizando trabajos precarios.
El broche de este brillante análisis, sin embargo, llevaba implícita una pincelada de inmovilismo sobre la que no he podido por menos que pararme a pensar. Dice el autor que a los trabajadores españoles les espera un futuro incierto. ¿Es que, acaso, los habitantes de algún país tienen cierto su futuro? Al 100 por 100, me refiero. ¿Dónde deberíamos haber nacido para que, tras cumplir los 18, tuviéramos trabajo seguro sin necesidad de hacer esfuerzos? No creo en los milagros, pero sí en las personas. Y como dice Mario Alonso Puig, cirujano español y estudioso incansable del impacto que los procesos mentales tienen sobre el talento y la energía, “el futuro no es algo con lo que nos encontramos, sino algo que creamos nosotros mismos”.
Grabémonos esta frase a fuego y repitámosla como un mantra cada mañana al salir de casa. El futuro no es seguro pero tampoco incierto. El futuro es, sobre todo, nuestro, de aquellos que trabajan día a día para hacer que, incluso circunstancias como la crisis, jueguen a su favor. Ser consciente de los riesgos, pero también de la oportunidad. Para aquellos emprendedores que entienden, como yo, que el mayor riesgo es no arriesgar, van dedicadas estas cinco reflexiones sobre emprendimiento y autoempleo:
Crear tu empresa. ¿Qué tengo que hacer? Esta inquietud aparece como primera opción de búsqueda en motores como Google al escribir la siguiente frase: “Qué necesito para crear”. Este marcador, tan eficaz como ‘casero’, nos lleva a una primera deducción: el emprendimiento está en mente del español medio. Después están las cifras. Según el Informe ‘Retrato de la PYME 2015’, elaborado por la Subdirección General de Apoyo a la Pyme del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, en octubre de 2014, España batió su récord de empresas creadas en un sólo mes, periodo en el que nacieron un total de 2.636 compañías. Los datos de la ‘Radiografia Pymes Autónomos 2014’, elaborado por Sage, documentan la tendencia y respaldan los buenos augurios: si en 2012 y 2013 la mitad de los autónomos y pymes tenían como meta a corto plazo mantenerse, en 2014 el 53 % de ellos espera también crecer tanto en negocio como en clientes. En autoempleo, España ocupa el octavo lugar del último ranking desarrollado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), correspondiente a 2013. Casi el 18% de los trabajadores españoles son ‘autoempleados’, un porcentaje que supera la media europea, situada en el 16,5%.
Ingredientes para emprender. ¿Qué se necesita para emprender? Lo primero es una buena idea respaldada por una estrategia puntal de negocio, que defina cuál será el mercado, cómo se desarrollara y financiara el producto o servicio y cómo hacerlo sostenible. Después hay que saber rodearse de un equipo humano de primera, que sepa aguantar las embestidas del mar cuando no esté calmo. Para todo este proceso, son básicos dos elementos: el asesoramiento y la formación. Ofrecen servicios de consultoría y cursos gratuitos desde los ayuntamientos o consejerías hasta las asociaciones de empresario y profesionales autónomos. Desde Sage también intentamos arrimar el hombro participando en iniciativas como los PAE o puntos de atención al emprendedor. Se trata de centros conectados a la red CIRCE (Centro de Información y Red de Creación de Empresa) cuyo objetivo es facilitar la creación de nuevas empresas prestando servicios de información, tramitación de documentación, asesoramiento, formación y apoyo a la financiación. Existe un buscador para localizar el PAE más cercano, pero si quieres más información sobre la ayuda específica que ofrece Sage como PAE oficial, visita el Blog Sage Experience. Es importante también aprovechar las herramientas que ofrece el mundo digital para la gestión de un negocio, entre ellas la venta on line, las redes sociales o las opciones de analítica, marketing, diseño y soporte de la red. Mención destacada para los servicios de la nube, cuyo uso se están planteando en estos momentos, a pesar de la inicial reticencia, casi el 25% de las compañías de menos de 100 empleados consultadas en su último estudio por Digital Europe.
Cuánto cuesta crear una empresa. ¿Es el emprendimiento sólo una ‘opción de ricos’? No hay dudas: contar con un ‘colchón’ de recursos propios es siempre un buen comienzo. No obstante, aprovechar el desempleo como palanca de empuje para lanzarse a montar un negocio propio también es posible. Hay que aprovechar las corrientes que soplan a favor de los emprendedores. Las administraciones se están ‘poniendo las pilas’ en eso de apoyar al ciudadano en la tarea de ‘autoemplearse’ y generar empleo. Es el caso del Instituto de Crédito Oficial (ICO), que ofrece en la actualidad cinco líneas de financiación para autónomos y PYMES. Determinados fondos ICO van específicamente dirigidos a fomentar la innovación tecnológica y de ellos informa Sage no hace mucho en su Blog. También el de las autonomías, que ofrece ayudas, cursos y subvenciones para la formación y el autoempleo –que van desde los 1.000 hasta los 11.000 euros–, prestando especial atención a colectivos en mayor riesgo de exclusión, como los jóvenes, mujeres, discapacitados y parados de larga duración.
A quién beneficiará más emprender. Hacer de la necesidad virtud siempre será un punto a favor de cualquier emprendedor, por lo que crear una empresa propia beneficiaría sobre todo a colectivos de riesgo como los parados de larga duración o los jóvenes que no han tenido acceso antes al mercado laboral. En verdad, emprender beneficia sobre todo a aquellas personas que tienen una verdadera necesidad personal de crear un proyecto y hacerlo crecer. Sobre los jóvenes, la última Encuesta Adecco Jóvenes Emprendedores dice que casi el 40% de ellos, los menores de 30 años, preferiría trabajar por cuenta propia. Dentro de este porcentaje, uno de cada tres lo haría creando su propia empresa. Sin embargo, el 77% teme enfrentarse al reto, por la falta de capital el 47%, pero también por no tener una idea de negocio clara (28%) o desconocer los trámites a seguir (14,4%). Contra estos obstáculos se impone pedir ayuda. Todas las administraciones públicas cuentan con programas específicos destinados a crear empleo joven en España, una tarea prioritaria a la que Europa ha destinado más de 1.800 millones de euros entre 2014 y 2015. Otro punto importante es buscar compañeros de viaje. En el Mapa del Emprendimiento en España 2014, realizado por Spain Startup y, presentado en el South Summit, se apunta que más del 66% de los emprendedores buscan socios –estratégicos, comerciales y tecnológicos– para desarrollar juntos el negocio. Esta es, sin duda, una opción esencial. El resto de las dudas que preocupan a los jóvenes potenciales emprendedores se disipan, desde mi experiencia, a través del método ensayo-error. No se acierta siempre al primer intento, ojalá. Pero eso no es lo que nos han enseñado. Hay que cambiar forma de pensar y sentirse orgullosos del intento. Insistir es la clave de la cultura de emprendedor.
Por qué asumir el riesgo. Esta pregunta es vital. A mi juicio, su respuesta marcará la posición de cualquiera que se plantee emprender sobre el mapa de sus realidades y expectativas. ¿Por qué emprender? ¿Para qué abandonar las filas de quienes que esperan pacientes a que España supere la crisis y ‘todo vuelva a ser como antes’? Cada cual tendrá su razón. La mía es que, quizá, para bien o para mal, España nunca vuelva a ser la de antes.
Es posible que seamos nosotros, los ciudadanos, quienes tengamos que recomponer nuestro papel en la sociedad y también replantear nuestra actitud frente a la economía. Convertirnos en sujetos activos, dueños de nuestro destino, y crear empresas que puedan proporcionarnos nuestro propio empleo. Un empleo que, después, facilitará la aparición de nuevos puestos de trabajo, en una cadena enriquecedora con la que entre todos generemos más empleo. Un país de más de 46 millones lleno de habitantes-generadores de empleo reactiva una economía con toda seguridad. La nuestra necesita nuevo impulso. Vamos a crear juntos una nueva realidad.
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